La resiliencia es un factor que marca la diferencia e impulsa el éxito de las empresas y se define como la capacidad de adaptarse y recuperarse ante los posibles riesgos del entorno.

El primer paso para detonar la resiliencia es la transparencia en la cadena de suministro, lo cual se consigue con un mapeo exhaustivo para conocer el punto de origen de los productos o insumos, quiénes son los proveedores directos o indirectos involucrados en los diferentes nodos logísticos y una identificación inicial de los puntos críticos para el traslado y almacenaje de los bienes.
A partir de este mapeo, el segundo paso es la identificación de los riesgos, conocer específicamente dónde se encuentran situados y cuál es su perfil. Esta visualización de los riesgos permite anticipar escenarios y definir alternativas que permitan reducir la vulnerabilidad. Para ello es importante tener un respaldo informativo de gran magnitud sobre los posibles riesgos asociados a la cadena de suministro de cada una de las industrias, permitiendo ejecutar procesos logísticos eficientes.
El tercer paso es la visualización o monitoreo de cada uno de los riesgos, lo que implica mantenerse alerta de los incidentes lo más cercano al tiempo real, con información actualizada, utilizando la tecnología y medios digitales. Esto nos ayuda a ser más preventivos que reactivos, a generar soluciones alternas que permitan cumplir en tiempo con todos los nodos logísticos que implica la cadena de suministro de nuestros clientes.
Por ejemplo, si existe un corte de las vías de comunicación que está deteniendo el transporte para llegar con medicamentos a hospitales a causa de una inundación, el seguimiento que estamos dando en los sistemas de vigilancia y monitoreo, nos permite generar alternativas como el uso de vías áreas que reducen el impacto del riesgo y permiten garantizar el cumplimiento del proceso logístico sin afectar a los pacientes.
¿Cómo lograr minimizar el impacto de estos riesgos? Es importante tener procesos logísticos perfectamente estructurados y con la capacidad de flexibilizarse de acuerdo con las situaciones del entorno, con un equipo capacitado para responder de manera efectiva y teniendo una perfecta visibilidad que indique la situación actual y anticipe los escenarios que se pueden presentar. 
Estos elementos permiten generar los cambios necesarios para enfrentar mejor cualquier situación de riesgos sin afectar los clientes finales.
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Actualmente existen herramientas orientadas a volver resiliente la cadena de suministro que ofrecen un monitoreo en tiempo real de las diferentes fases del proceso logístico con el fin de detectar incidentes externos que puedan alterar su operatividad de manera inmediata. La gestión de riesgos se ha convertido en un imperativo de la industria. Con la implementación de estas plataformas tenemos la posibilidad de prever, evaluar y mitigar posibles disruptores.
Por ello, un aspecto fundamental que deben tener claro los encargados de la cadena de suministro de las compañías es asegurarse de que sus proveedores de logística tengan la capacidad y mentalidad de generar soluciones para afrontar cualquier escenario de crisis. La clave radica en desarrollar procesos innovadores, tecnologías asertivas y en desarrollar procesos robustos, pero al mismo tiempo flexibles, para responder de manera asertiva y lograr la satisfacción total de los consumidores finales.
* Vicepresidente de Tecnología y Retail de DHL Supply Chain México.